El castillo de Tordehumos se alza sobre una muela de tierra denominada
Santa Cristina, ligeramente alejada de la actual población de
Tordehumos, en la provincia de Valladolid. Esta pequeña localidad está
situada a la orilla del río Sequillo, al noroeste de la capital, cerca
de Villagarcía de Campos y Medina de Rioseco. Se encuentra cerca de la
provincia de Zamora, con la que establece una relación fluida.
Tordehumos cuenta en su término con restos arqueológicos
prehistóricos, de la antigüedad y medievales. Su nombre se menciona por
primera vez en un documento del año de 974 con el nombre de Antero de
Humos.
Gracias al monarca Alfonso VIII, Tordehumos vivió siglos de esplendor
cuando en torno a su castillo se reagruparon las aldeas vecinas. Así se
reforzó el poder territorial de Tordehumos, un pueblo amurallado, con
seis parroquias y dependiente del dominio del castillo, y que tanta
influencia ejercía sobre la zona.
En el año 1194 los monarcas Alfonso VIII, castellano, y Alfonso XIX,
leonés, firmaron el tratado de Tordehumos, por el que se pacificaba la
zona y se establecían las bases para una futura unión de los reinos, que
fue consolidada en el año 1230 con Fernando III, el Santo.
En el reinado de Alfonso X era señor de la villa Juan Nuñez de Lara. En los tiempos de Pedro I se la llamó Oterdefumos y era de realengo. En el año 1475 figuraba como Señor don Diego Hurtado de Mendoza. Acuña y Pedro Girón estuvieron en su castillo que poco después fue desmantelado. En el año 1646 contaba con 220 vecinos. Dado que la población de Tordehumos fue propiedad de diferentes señores y reyes, hay en ella una fuerte impronta medieval, pero en la actualidad tiene menos de 500 habitantes
Sólo quedan algunos vestigios. El enorme castillo de Tordehumos, la despoblación y el seco paisaje le dan a veces al pueblo un aspecto fantasmagórico.
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