La villa de Urueña formó parte del Infantazgo de Valladolid, territorio
en litigo entre Castilla y León, por lo que Alfonso VIII la fortificó en
el siglo XIII. Pero tras la unión de ambos reinos, el castillo de
Urueña perdió importancia, recobrándola efímeramente durante las guerras
civiles del reinado de Pedro I El Cruel.
La Villa de Urueña ofrece un claro ejemplo de villa
castellana fortificada, con castillo y murallas. El castillo es de
planta rectangular, y está jalonado por cubos cilíndricos en las
esquinas y en el centro de los muros, a excepción del situado en la
esquina sur, que es de planta cuadrada. En realidad su fisonomía no
difiere externamente de la muralla, excepto por la mayor altura de sus
muros.El castillo ha sido restaurado y se encuentra en estado de ruina
consolidada.
Es propiedad del Ayuntamiento de Urueña, y alberga el cementerio municipal.
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