viernes, 1 de abril de 2016

CASTILLO DE RIBARROJA DEL TURIA - VALENCIA


El Castillo es el edificio más antiguo, importante y emblemático de Riba-roja desde el punto de vista de su origen y evolución histórica. Está declarado Bien de Interés Cultural, inscrito en el Registro General del Patrimonio Histórico Español con la Categoría de Monumento. El Castillo es una construcción de gran volumen, formada por la yuxtaposición sucesiva de diferentes cuerpos edificados  procedentes de épocas distintas y que han sufrido procesos muy importantes de transformación y sustitución, lo que confiere una gran diversidad y complejidad al edificio.


La presencia y evolución del edificio se explican por su situación en un lugar estratégico de control del río Turia  en el punto en que el Barranco de los Moros desemboca en el río y donde se construyó el puente histórico que permitía atravesarlo, uniendo las poblaciones y las rutas situadas en las dos riberas. El territorio inmediato ha tenido un alto valor agrícola, tanto en los cultivos de huerta regados por el agua del río como en las amplias zonas de secano en las que la viña desempeñó un papel primordial.


En el entorno del edificio se situaban los elementos más señalados de la población original, con los restos amurallados originados en la época romana, la cisterna, el molino, el convento y el lavadero. En otras épocas se encontraban asimismo la puerta de acceso a la población, la mezquita y una iglesia, constituyendo un importante conjunto dotacional de alto valor cultural.


Los restos encontrados muestran la presencia de una importante fortificación de época islámica, de la que se conservan diversos muros y torreones con fábricas de tapial de gran espesor, construidos entre los siglos  IX al XII. Tras la conquista cristiana por Jaume I en 1238 el edificio se transformó en residencia de los señores de la Villa y Baronía hasta la desaparición de los señoríos en el siglo XIX. Entre las familias que ostentaron el señorío se encuentran los Fernández de Azagra, Riusech y Moraida o Ruíz de Lihori, siendo sus últimos señores los condes de Revillagigedo, familia que ostentó su posesión desde 1746 hasta 1897. 


En la época medieval el edificio sufrió una gran transformación durante los siglos XIV y XV, a fin de adaptarlo a su nueva función de palacio señorial con un nuevo programa con un triple contenido: residencial, económico y representativo. Sobre la base de los muros defensivos construidos en la época islámica se añadió un nuevo cuerpo edificado que abría, mediante dos ventanas geminadas sobre la nueva plaza formada frente a la actual cisterna, es donde construyó una gran sala con arcos de sillería y se añadieron silos, lagares y bodegas en el patio exterior del edificio.


A partir del siglo XVII se inició un periodo de decadencia económica tras la expulsión de la población morisca que constituía la base del trabajo agrícola en la zona. En el Castillo este proceso se tradujo en la demolición de la gran sala gótica y su sustitución en el siglo XVIII por un nuevo cuerpo construido con muros de mampostería en el que el antiguo espacio se subdividió en dos plantas diferentes destinadas a vivienda, así como en la construcción de nuevas instalaciones vinculadas a la producción vinícola. La actual fachada recayente al patio es el resultado de esta transformación.
 Durante el siglo XX el uso del edificio fue decayendo, convirtiéndose en establo y almacén agrícola y entrando en un estado de abandono y degradación generalizada que culminó con el derribo de las cubiertas, forjados y de una parte importante de las fachadas recayentes al patio.


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