Edificado sobre un cerro (llamado Los Aljezares). El origen de esta
fortaleza parece ser contemporáneo a la fundación del Señorío de
Villena.
Su estructura la conforma un patio, que llamamos de armas, en el centro del cual está ubicado el aljibe con una bóveda ojival.
Alrededor
de este patio tenemos una serie de dependencias delimitadas por
cimientos y que configuran al conjunto una forma rectangular. La fachada
principal situada al este, queda definida por dos torreones de medidas
desiguales. Adosadas a cada uno de ellos hay unas habitaciones o
estancias de grandes dimensiones que se extienden buscando el centro del
conjunto, para poder fijar en sus paredes la cerradura de la puerta
principal, que podía tener una anchura de alrededor de tres metros.
En
la parte sur del replano existen cuatro habitaciones unidas al muro
exterior pero que no presentan continuidad. Al oeste, tres aposento, que
estuvieron techados a cuatro aguas. En el norte, una serie de
departamentos ocupan el lado del rectángulo, posiblemente sin techumbre
fija.
Todas estas dependencias están adosadas aun muro, que no
muralla, el cual delimita en la parte superior del cerro la obra de
defensa o bastión.
En la construcción de esta fortaleza se empleó arena, cal y piedras de
mediano tamaño, para levantar los muros. Los torreones fueron levantados
con tapial (se llevaba a cabo la obra con tapiales u hormas, que se
rellenaba con una mezcla de tierra y cal dentro de los tapiales hasta
lograr una gran compacticidad), reforzadas posteriormente por una pared
exterior de piedra y argamasa, de 30 cms. de grosor, aunque nos es
corriente encontrar una edificación con estas características.
El
actual edificio militar tiene su origen en la concesión que efectúa Don
Juan Manuel, Señor de Villena, en los primeros años de 1330 a su hijo
natural Sancho Manuel, al cual concede las tierras de Montealegre y
Carcelén.
A fines del siglo XIII sufrió las iras de Pedro I, en
lucha con su hermano Enrique de Trastámara, incendiándolo y destruyendo
las torres y habitaciones situadas encima de la puerta principal,
frente al aljibe. Tan mal parado debió de quedar que ya no se
reconstruyó, arruinándose cada día más, hasta mostrar las exiguas ruinas
que hoy permanecen.
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