Fuerte-castillo, en lo alto de una sierra de difícil acceso, en el pueblo de su nombre. Destaca la torre del homenaje, rectangular, de gran altura. Ocupa el extremo del recinto, del que quedan vestigios de cortina y de la otra torre.
Por su elevado emplazamiento, se comunicaba con las demás fortalezas de su entorno como Tobarra o Hellín, sirviendo de atalaya y enlace.
Este castillo fue cedido por el rey Alfonso X a un noble musulmán, alcaide del castillo de Albacete. Su hijo Abú Abd Allah lo venderá en 1268 al concejo de Alcaraz.
Fracasço así el intento de intedración de la nobleza islámica en el proceso repoblador, en parte, a causa de la rebelión mudéjar que tuvo lugar en el reino de Murcia bajo el Rey Sabio.
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