Se trata de una fortaleza de tipo montano de planta irregular con una
iglesia en el interior del recinto, y cuya función era esencialmente la
de defender la villa, por estar en la antigua línea fronteriza del
señorío cristiano.
El castillo disponía de un extenso recinto amurallado de gran envergadura y noble obra. Si bien los primeros amurallamientos pudieran haberse construido para hacer frente a las invasiones bárbaras y a los pillajes, sus murallas erigidas a base de piedra menuda se ampliaron y mejoraron a lo largo de la época medieval.
En el interior de la fortaleza cabe destacar su torre cuadrada que
posiblemente fuera la mayor o del homenaje, desde ondeaba el estandarte y
se alertaba de los posibles ataques enemigos. Actualmente en la torre se
distinguen dos esquinas reforzadas de sillería, que alcanzan un par de
cuerpos de altura.
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