La torre fue edificada en tiempos de Sancho Ramírez entre los años 1063 y 1094 . En 1071 fue unida al patrimonio del monasterio de San Juan de la Peña, iniciándose la construcción del monasterio de San Miguel. La torre siempre perteneció a la Corona de Aragón y sus tenentes fueron numerosos. Son conocidos los señores de Fortunio Álvarez y Sancho Aznárez, que fueron tenentes desde 1091; Pedro de Urrea en 1169, aunque ese mismo año Alfonso II la donara a Toda López, en 1296 estaba en manos de Ximeno de Urrea, en 1313 era su tenente Juan Jiménez de Urrea, su heredero Pedro de Urrea, obispo de Huesca, la entrego a su hermano Juan.
La torre, junto al adosado palacio del siglo XVII, se asientan en una ladera. La torre tiene una impronta muy militar, sin ninguna ventana pero con bastantes saeteras, con su original puerta de entrada en altura, con un remate almenado bien conservado, pero que no es el original. Está hecha de sillares de muy buena calidad.
Interiormente tiene tres plantas y se comunica con el palacio barroco por una pasarela.
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