domingo, 19 de febrero de 2017

CASTILLO DE LOARRE - HUESCA


 El castillo de Loarre, se encuentra en la sierra del mismo nombre, en la provincia de Huesca. Es uno de los ejemplos mejor conservados de fortificaciones románicas de toda la Península Ibérica. Se construyó en un territorio ganado a los musulmanes, en un emplazamiento estratégico para controlar su avance.


 Está situado en las faldas del Pusilibro, en la llanura de la Hoya, en los Prepirineo, cerca del importante núcleo urbano de Jaca. En el año 1906 fue declarado Monumento Nacional, y en el año 2006 Bien de Interés Cultural. En la actualidad las administraciones públicas se encuentran trabajando para que el castillo sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.


Durante muchos años se ha defendido que en Loarre existió un núcleo urbano ya desde época romana, denominado Calagurris Fibulariensis. Sin embargo, lo inaccesible del lugar ha hecho dudar de la veracidad de esta afirmación, pues no hay ninguna certeza para relacionar Loarre con esta ciudad. No obstante, parece razonable pensar en un posible asentamiento de época antigua, aunque no se han localizado restos arquitectónicos anteriores al siglo XI.


 Algunos historiadores sitúan el origen del castillo de Loarre en una fecha tan temprana como es el siglo X, cuando se construiría una torre como símbolo del terreno ganado a los musulmanes. Sin embargo, la conquista definitiva de todas estas tierras tuvo lugar bajo el reinado de Sancho III el Mayor (1004-1035). El 8 de enero de 1033 ya había un teniente aquí, Lope Sánchez, con lo cual debía de existir, o quizás se estaba construyendo, un castillo. Tras la muerte del rey, algunos autores piensan que Loarre fue heredado por su hijo Gonzalo.

 
 Durante el periodo de 1035 a 1042 parece que estuvo abandonado, pero a partir de este año, pasó al poder de Ramiro I (1035-1063) y adquirió una gran importancia. En esta época se construyó la Torre del Homenaje, y parece que se creó un núcleo de población en su entorno.


Durante el reinado de Sancho Ramírez (1069-1094) es cuando el castillo alcanzó el máximo esplendor, y fue en estos años cuando se realizo la ampliación que dio lugar a la configuración actual. En la década de los 70 el rey fundó en el castillo un monasterio con una comunidad de canónigos de la orden de San Agustín puesto bajo la autoridad directa del papa, con lo que al carácter militar de la fortaleza se unió un aspecto religioso.


  A lo largo del siglo XII el castillo se secularizó y se redujo a la categoría de parroquia. El carácter militar también perdió importancia tras las conquistas de Huesca (1096) y Bolea (1101) y poco a poco quedó abandonado. Desde 1263 hasta 1285 estuvo bajo la protección de la Orden de San Juan. En el siglo XVI el núcleo de población se trasladó a su emplazamiento actual, en una zona más baja y accesible, y para ello se construyó una iglesia y nuevas casas, cuyas piedras salieron de los muros del castillo, quedando éste completamente abandonado y semiderruido. 










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