Hay evidencias de la existencia de la fortificación desde siglo XII, en una concordia entre el obispo de Huesca y el abad de Montearagón.
En 1327 fue parte del patrimonio que Teresa de Entenza llevó a sus esponsales con Alfonso IV.
Después pasó a los descendientes de los condes de Urgel, que lo mantuvieron hasta el Compromiso de Caspe en 1412.
Luego pasó a la familia Sellán, que apoyaba a los huríes en sus enfrentamientos con los Gurrea de Ayerbe, y permaneció en sus manos hasta el siglo XVII.
En el siglo XIX fue adquirido por el conde de Bornos, y fue transformado en palacio.
De la fortificación original sólo queda la torre, convertida en campanario de la iglesia. Interiormente se distribuye en tres plantas.
La torre es de sillería y estilo gótico. Su planta es rectangular de 12 por 6 metros de lados y 15 metros de altura. Conserva las ménsulas de soporte de un matacán.
La puerta de acceso se encuentra en el lado contiguo a la fachada principal, donde hay dos grandes ventanales en arco más otros dos rectangulares más pequeños. En la cara posterior tiene dos saeteras. La otra de sus caras esta unida al palacio, muy modificado.
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