La torre es un elemento defensivo eregido en el siglo XII sobre una atalaya al suroeste de Tudela con el fin de vigilar el territorio, aunque su aspecto actual responde a posteriores reconstrucciones.
Se trata de un edificio hexagonal de ladrillo en el que se integra la única evidencia de la época medieval, el aljibe, un deposito suterráneo destinado a guardar agua potable procedente de la lluvia.
La última reforma acometida lo ha convertido en la primera cámara oscura de Navarra y en un centro de interpretación con paneles explicativos sobre las culturas que han convivido en la capital: la judía, la musulmana y la cristiana.
La torre de Monreal fue una de las atalayas fortificadas que vigilaban la ciudad amurallada de Tudela. Su imagen actual es de un fortín carlista, construido a finales del siglo XIX, y restaurado recientemente. En el camino de Alfaro se encontraba la Torre Roya, y al sur mirando hacía Zaragoza y Tarazona, se alza la Torre de San Julián, próxima a la ermita de Santa Quiteria. Todos estos torreones (desaparecidos en su mayoría durante los siglos XVIII y XIX) estaban conectadas entre sí visualmente, y tenían como misión primordial otear al enemigo y avisar a la ciudad de las posibles amenazas.
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