El descendiente del reino de Mallorca consiguió estos territorios, de 
población mayoritariamente mudéjar, que experimentaron cambios y 
ampliaciones hasta mediados del siglo XIV. En este momento, María Pérez 
de Gotor sucede a su padre, Ximén Pérez de Gotor, a consecuencia de la 
falta de herederos masculinos. A partir de su matrimonio con Juan 
Martínez de Luna, señor de Almonacid, Illueca y su castillo pertenecerán
 a esta rama segundona de la casa navarra de los Luna. Los dos vástagos 
que nacieron de esta unión fueron el heredero Juan y Pedro Martínez de 
Luna que, como segundón de familia nobiliaria, siguió la carrera 
eclesiástica, con tal éxito, que llegó a lo más alto al convertirse en 
el papa Benedicto XIII.
Desde entonces y hasta 1665, la familia de los Luna dominará estas 
tierras, incrementándolas y aumentando su influencia. Dejaron huella en 
diversas localidades como en Borja (palacio de los Luna), en Mesones de Isuela
 e incluso en Zaragoza, donde otro Pedro Martínez de Luna, construyó la 
casa de los Luna o el palacio de los condes de Morata (actualmente la 
Audiencia Territorial) como se les empezó a conocer a partir de 1550.
Parece ser que la construcción del castillo
 se llevó a cabo en el siglo XIV, antes de que el papa Pedro de Luna 
viera la luz en uno de sus aposentos en 1328. De esta época son los 
primeros pisos y algunas de las habitaciones del ala sur, como la sala dorada y la alcoba,
 que la tradición identifica con el lugar donde nació el papa Luna. Sin 
embargo la decoración mudéjar de estas estancias se llevó a cabo por 
este mismo personaje a principios del siglo XV o finales del XIV. Es 
conocida la actividad a favor del arte y la cultura de Pedro Martínez de
 Luna así como su afición a la arquitectura y decoración mudéjar por lo 
que no es improbable pensar que contratara a su maestro de obras 
preferido, Mahoma Rami, para la ejecución de la ornamentación del 
palacio, a pesar de que no hay constancia documental de ello.
Aunque utilizado como residencia de los 
señores, debido a la posición fronteriza del edificio, éste esta 
concebido como enclave defensivo con torreones en torno a un patio 
central descubierto(posiblemente el patio de armas que ahora es un hueco
 de escalera), con una entrada en el muro norte desaparecida durante las
 obras del siglo XVII. Si bien no dispone de una planta regular, el de 
Illueca es uno más de la lista de castillos-palacios de Aragón que 
siguen este esquema, como el de Mesones de Isuela, Mora de Rubielos o Valderrobles.
A pesar de las reformas posteriores del 
siglo XVI y XVII se percibe la parte correspondiente a la obra de los 
siglos anteriores. De  los materiales que se utilizaron, como la 
mampostería para los muros, el ladrillo para las torres, los techos de 
madera policromada y yeserías en las portadas y frisos decorativos, se 
deduce la intervención de alarifes mudéjares en la edificación del 
castillo, hipótesis más que    probable por la numerosa población 
mudéjar de la zona.
El material predominante en la 
mampostería es una arenisca de color rojo llamada de Monroy por su lugar
 de origen,  y se utilizó  en el basamento, en la primera planta y en 
las torres que flanquean la puerta de entrada. Para mayor solidez, estas
 piedras se colocaron, bien escuadradas, en las esquinas del edificio. 
En la parte superior, la galería de arquillos del siglo XVI se superpuso
 al antiguo remate medieval del que no se conoce nada pero que 
posiblemente fuera almenado.
En la misma fachada se observan frisos 
de azulejería (práctica  decorativa de carácter mudéjar muy extendida) y
 está revocada para  disimular los distintos materiales que la 
conforman. 
Los tres pisos del  edificio se 
manifiestan a través de los tres niveles de ventanas  adinteladas y 
generalmente pequeñas, exceptuando una pareja de vanos  geminados y 
polilobulados góticos en la fachada sur.
A lo largo del tiempo muchas de las habitaciones del castillo han ido
 desapareciendo y actualmente quedan muy pocas que puedan visitarse y 
que tengan trascendencia artística e histórica. En la planta segunda se 
encuentran dos de las principales estancias del castillo que acondicionó
 Pedro Martínez de Luna: la sala dorada y la llamada alcoba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario