El Palacio de la Aljafería es uno de los monumentos más emblemáticos de
Aragón. Reconocido internacionalmente por sus valores artísticos, este
conjunto también destaca por haber sido uno de los escenarios clave en
la historia y en la vida política de esta Comunidad Autónoma.
La edificación más antigua que hoy se conserva del conjunto es la Torre
del Trovador, cuyos pisos inferiores datan del siglo IX y que fue
integrada en el palacio musulmán levantado en el siglo XI por los Banu
Hud, monarcas de la Taifa zaragozana. Este palacio es considerado en la
actualidad como una de las cimas del arte hispanomusulmán.
Tipológicamente, el conjunto se inspiró en los palacios omeyas del
desierto del siglo VIII, rodeándose por un recinto amurallado de planta
cuadrada con lienzos reforzados mediante torreones ultrasemicirculares.
En el interior, el eje central en dirección Norte-Sur, alberga las
construcciones residenciales del palacio taifal, de gran belleza
ornamental. Allí se localiza el patio de Santa Isabel, de planta
rectangular, a cielo abierto, con albercas en sus lados cortos y un
pórtico que lo rodea precediendo las estancias. En el lado Norte se
disponen los espacios más relevantes, como son el Salón de los Mármoles o
Salón del Trono y a ambos lados dos estancias cuadradas a modo de
alcobas reales. Esta zona destacaba por su exhuberancia ornamental,
aunque en la actualidad se conserven fragmentos aislados, y también por
la utilización del arco mixtilíneo, característico de la Aljafería. En
el flanco oriental del pórtico Norte se encuentra el pequeño oratorio
que estuvo destinado al uso exclusivo del monarca y su corte. Su planta
es de formato cuadrado que en altura se convierte en octogonal y en uno
de sus lados, orientado hacia el sureste, se abre en arco de herradura
el nicho del mihrab. Del oratorio original se conserva en su primera
planta una rica decoración a base de arcos mixtilíneos, ataurique y un
friso con una leyenda cúfica y por encima de éste, una galería de
arquillos lobulados con restos de decoración pictórica.
Después de la conquista de Zaragoza por Alfonso I en 1118, el palacio
fue reformado en numerosas ocasiones. La mayoría de los restos de época
medieval que han llegado hasta nuestros días datan del reinado de Pedro
IV el Ceremonioso en el siglo XIV. Se localizan en las plantas baja,
intermedia y superior y corresponden con la parte mudéjar del conjunto.
La puerta de ingreso al palacio desemboca en el patio de San Martín
desde donde se accede a la iglesia mudéjar dedicada al mismo santo. En
el lado Sur del patio de Santa Isabel se localiza la sala de San Jorge y
en el Norte la sala baja del palacio mudéjar cubierta por un
espectacular alfarje ornamentado con motivos heráldicos. En el sector
Norte, sobre el palacio musulmán se ubican tres estancias pertenecientes
al palacio de Pedro IV como son la sala que lleva el nombre del propio
monarca, la alcoba de Santa Isabel y la planta superior de la Torre del
Trovador.
En época moderna la Aljafería
sufrió varias reformas que potenciarían el carácter defensivo del
edificio. Del proyecto diseñado por el ingeniero Tiburcio Spanochi para
Felipe II a finales del siglo XVI, se conserva únicamente el foso que
rodea el conjunto. Posteriormente, en el último tercio del siglo XVIII,
bajo el reinado de Carlos III, se levantaron una serie de edificaciones
cuartelarias que todavía permanecen en buena parte en el tercio
occidental del castillo, configurando en su interior el gran patio de
armas.
Tras numerosas
reformas, el Palacio de la Aljafería es la sede de las Cortes de Aragón,
volviendo a retomar, de este modo, la importancia política de antaño
adaptada a los tiempos actuales.
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