sábado, 27 de junio de 2009

CASTILLO DE XÁTIVA - VALENCIA



 
 La historia del Castell es la historia de la propia ciudad de Xàtiva. Su importancia estratégica viene dada por estar situado en la Vía Augusta o Heraclea que, desde Roma, se dirigía a Cádiz y Cartagena. Será durante la época musulmana cuando adquirirá la configuración actual, coincidiendo con el hecho de que la ciudad fue cabeza de distrito de una Kora o provincia musulmana. Después del califato, perteneció a las taifas de Valencia, Denia y Murcia. En el año 1092 el castillo cayó en manos de los almorávides y en 1145 hubo una insurrección general contra estos y el castillo fue asediado por el Gobernador de Valencia.


En 1171 los almohades se apoderaron del castillo de Xàtiva. Fue durante este período cuando se produjo la mayor fortificación del Castell, como atestigua la construcción de la Torre del Sol. El rey Jaime I entró en la ciudad el domingo 22 de mayo de 1244, después de cinco meses de asedio. El castillo alcanzó gran esplendor durante la Edad Media, de la que conserva la mayor parte de restos arquitectónicos. Los Reyes de la Corona de Aragón dedicaron notables esfuerzos para el mantenimiento de las estructuras fortificadas del castillo como atestigua la documentación del Archivo Real.


En el siglo XV el castillo se convirtió en Prisión de estado de la Corona de Aragón, a la vez que se produce el ascenso al pontificado de dos miembros de la familia Borja nacidos en Xàtiva: Alfonso y Rodrigo, los Papas Calixto III y Alejandro VI. En el siglo XVI, Xàtiva se ve inmersa en la revuelta de las Germanías, protagonizándose algunos episodios notables como el ofrecimiento de la Corona de España al Duque de Calabria, prisionero en el castillo.

Durante la Guerra de Sucesión (1705), el castillo fue fortificado por el general austracista Basset, que reconstruyó murallas y torres. Los bandos austracistas y borbónicos se enfrentaron en la batalla de Almansa. Tras la derrota austracista, el ejército borbónico arremetió contra la ciudad y su castillo, favorables al Archiduque Carlos. La resistencia al ejército borbónico tuvo trágicas consecuencias. Fue una cruel venganza: la ciudad fue saqueada, quemada y destruida.


Desde principios del siglo XX, el castillo pasó a manos particulares, estableciéndose como residencia de recreo de la aristocracia local, hasta que fue adquirido por la Generalitat Valenciana.
















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