La historia del Castell es la historia de la propia ciudad de Xàtiva. Su
importancia estratégica viene dada por estar situado en la Vía Augusta o
Heraclea que, desde Roma, se dirigía a Cádiz y Cartagena. Será durante
la época musulmana cuando adquirirá la configuración actual,
coincidiendo con el hecho de que la ciudad fue cabeza de distrito de una
Kora o provincia musulmana. Después del califato, perteneció a las
taifas de Valencia, Denia y Murcia. En el año 1092 el castillo cayó en
manos de los almorávides y en 1145 hubo una insurrección general contra
estos y el castillo fue asediado por el Gobernador de Valencia.
En 1171 los almohades se apoderaron del castillo de Xàtiva. Fue durante
este período cuando se produjo la mayor fortificación del Castell, como
atestigua la construcción de la Torre del Sol. El rey Jaime I entró en
la ciudad el domingo 22 de mayo de 1244, después de cinco meses de
asedio. El castillo alcanzó gran esplendor durante la Edad Media, de la
que conserva la mayor parte de restos arquitectónicos. Los Reyes de la
Corona de Aragón dedicaron notables esfuerzos para el mantenimiento de
las estructuras fortificadas del castillo como atestigua la
documentación del Archivo Real.
En el siglo XV el castillo se convirtió en Prisión de estado de la
Corona de Aragón, a la vez que se produce el ascenso al pontificado de
dos miembros de la familia Borja nacidos en Xàtiva: Alfonso y Rodrigo,
los Papas Calixto III y Alejandro VI. En el siglo XVI, Xàtiva se ve
inmersa en la revuelta de las Germanías, protagonizándose algunos
episodios notables como el ofrecimiento de la Corona de España al Duque
de Calabria, prisionero en el castillo.
Durante la Guerra de Sucesión (1705), el castillo fue fortificado por el
general austracista Basset, que reconstruyó murallas y torres. Los
bandos austracistas y borbónicos se enfrentaron en la batalla de
Almansa. Tras la derrota austracista, el ejército borbónico arremetió
contra la ciudad y su castillo, favorables al Archiduque Carlos. La
resistencia al ejército borbónico tuvo trágicas consecuencias. Fue una
cruel venganza: la ciudad fue saqueada, quemada y destruida.
Desde principios del siglo XX, el castillo pasó a manos particulares,
estableciéndose como residencia de recreo de la aristocracia local,
hasta que fue adquirido por la Generalitat Valenciana.
valla monumento la verdad
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