Dos castillos, uno árabe y otro cristiano, se sucedieron en el paso o
Congosto de Guadalerzas, clave en el camino a la Córdoba musulmana, y
tuvieron la misma misión aunque su objetivo fuera de signo contrario.
En el siglo XII, y una vez conquistado el paso y sus defensas por
Alfonso VI, la Orden de de Calatrava levantó el nuevo castillo con la
finalidad de ser usado como hospital. Debió estimarse insegura la vieja
fortaleza árabe, por lo que se levantó el castillo actual. En 1178 el
castillo ya estaba construido, por lo que se abandonó completamente el
castillo musulmán. Cuando la frontera se estableció en Sierra Morena, el
castillo comenzó a ser explotado económicamente por la orden. Fue
utilizado por las tres órdenes existentes en la zona, la de Calatrava,
la del Temple y la de San Juan. Posiblemente se eligió este
emplazamiento por localizarse cerca de la zona de combate pero al mismo
tiempo protegida de ataques enemigos.
En 1572 Felipe II vendió el castillo al Cardenal Silíceo,
que lo convitió en colegio de doncellas nobles, modificando la
estructura en algunos de sus puntos.
Con la desamortización del siglo XIX fue vendido a un particular, que
lo acondicionó como vivienda y casa labor.De los dos castillos, el
cristiano es el más moderno, y se encuentra casi completo en su
exterior. Está bien conservado, pudiéndose observar numerosos detalles.
Posee una gran torre del homenaje rectangular rodeada por murallas con
torres cilíndricas en sus ángulos. En la entrada se encuentra la iglesia
barroca. Posee numerosas habitaciones, algunas con chimeneas y en el
patio existen algunas viviendas.
Este interesante castillo se
conservó en buen estado hasta la guerra civil, estando ahora totalmente
abandonado, y de seguir así, dentro de algunos años tan solo podremos
hablar de restos, como sucede con tantas estructuras del patrimonio
histórico nacional.
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