Esta fortaleza fue en sus orígenes un alcázar árabe construido durante
el reinado del rey Alhamar. Después de la reconquista definitiva por San
Fernando, en el año 1246, se levantó sobre la alcazaba mora una
fortaleza cristiana con una iglesia consagrada a Santa Catalina, de la
cual proviene el nombre de la fortaleza.
El Alcázar Nuevo fue mandado construir por Fernando III tras la
conquista de la ciudad, pero fue durante los reinados de Alfonso X y
posteriormente, en el siglo XVII, en el reinado de Fernando IV, cuando
se intensificaron las obras.
En el emplazamiento que ocupa se han ido sucediendo a lo largo de los
siglos tres fortalezas: el Castillo Viejo, el Alcázar Nuevo y el de
Abrehuy (estos dos últimos separados por una explanada que hoy ocupa el
Parador). Las reformas del siglo XV, impulsadas por el Condestable
Iranzo, los unieron en la práctica.
La fortaleza sufrió a través de los siglos numerosas modificaciones y
largas etapas de abandono que lo sumieron en la ruina que los franceses,
en 1812, acabaron por consumar.
Durante la ocupación francesa, a principios del XIX, se realizaron
varias reformas como la construcción de un hospital, las caballerizas,
pabellones para el gobernador, un área de oficinas y una plataforma
artillera.
A lo largo del XIX, debido a las escaramuzas de las Guerras Carlistas, se reconstruido por última vez.
La fortaleza a dado lugar a tradiciones y leyendas a lo largo de los siglos, que se han guardado en la memoria popular.
La fortaleza, que ocupa unos 170 metros de longitud, estaba compuesta
por tres fortificaciones diferentes, el Alcázar Viejo, Abrehuy y el
Alcázar Nuevo. Sobre las dos primeras fortalezas se construyó el actual
Parador Nacional de Turismo, por lo que el Alcázar Nuevo es casi lo
único conservado.
El Alcázar Nuevo está formado por cinco torres además de la del
Homenaje. A la fortaleza se accede a través de una puerta abocinada con
arco ojiva. En el interior una gran explanada, dividida en patio
inferior y superior, sirve de distribuidor a las distintas zonas.
En una de las torres albarranas está la capilla de Santa Catalina que alberga la imagen de la patrona de Jaén.
La torre de la Vela y la de las Damas, formaron parte de la antigua fortificación musulmana.
La torre de las Troneras, con puerta en codo, tiene en el interior una
habitación abovedada, espacio dedicado al aseo y letrinas. Junto a esta
torre hay un portillo o puerta secundaria.
La torre del Homenaje es una construcción de planta rectancular y
grandes dimensiones, 40 metros de altura, con tres lóbregas salas
cuadradas abovedadas apoyadas sobre una columna central. La torre del
Homenaje se comunica a través de un arco con las ruinas que aún se
conservan de la iglesia.Posee también un hermoso Patio de Armas, bajo el que existen diversas
estancias sin ventilación, y la reconstruida capilla donde recibe culto
la Patrona de Jaén, Santa Catalina de Alejandría.
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