Su existencia se constata en 1177, cuando Alfonso II da a Pedro de
Eyerbe unos campos situados en esta localidad. En 1192 pertenecía a los
Azagra, el señor de Albarracín entregó el castillo a su hijo Álvaro al
casarse con doña Inés de Navarra. En 1250 Jaime I lo compró a sus
poseedores recuperandoló así para la Corona, para después unirlo a la
Comunidad de Daroca, donación que confirmaría Pedro III. El castillo
sufrió reparaciones en 1295. Mientras que en 1363 sufrió, como toda la
región, el ataque castellano de Pedro I. Poco después volvería a manos
de la Corona de Aragón, siendo reparado nuevamente en el año 1364.
El castillo está situado en la explanada cumbre en en pequeño monte que
se eleva sobre la población. El castillo debió ser de considerable
extensión, llegando a ocupar toda la superficie de la cumbre.
Actualmente quedan tan sólo tres torres, de planta cuadrada, que están
situadas en el lado más difícil de atacar. La mayor de ellas es de
tapial, con base de mampostería con puerta rectangular pero sin remate.
La segunda de las torres es similar, pero sus esquinas están reforzadas
con ladrillo, y su puerta presenta una coracha defensiva. La última de
ellas es de piedra.
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