jueves, 26 de enero de 2017

CASTILLO MONASTERIO DE CALATRAVA LA VIEJA - CARRIÓN DE CALATRAVA - CIUDAD REAL


 Desde el punto de vista hist´rico y arqueológico es la fortaleza más importante de la provincia.
Se encuentra a siete kilómetros de Carrión de Calatrava, por buena carretera que lleva a las mismas ruinas de la ciudad y castillo.Han sido ampiliamente excavadas estos últimos años y, en parte, consolidadas.
El perímetro de la ciudad es de más de un kilómetro. Esta hecho de una sola vez, en mampostería. Sus largar cortinas están defendidas por torres cuadradas encastradas en los muros. Son macizas, regularmente espaciadas y tienen zarpas.

 
Se ubica sobre restos anteriores; en las últimas campañas arqueológicas se han encontrado niveles ibéricos. En la actualidad Calatrava la Vieja es uno de los yacimientos arqueológicos de origen islámico de mayor relevancia en el territorio español. La importancia de los restos existentes obedece al considerable desarrollo que Calatrava alcanzó durante un periodo comprendido entre 785,fecha de la primera mención documental conocida sobre su existencia, y 1212, año en el que se origina el imparable proceso de decadencia que motiva que, a comienzos del siglo XVI, la ciudad se encontrara prácticamente abandonada.
Pese a que en la misma localización se han encontrado restos de época ibera que hablan de un asentamiento de gran importancia, no existen restos que permitan suponer la existencia de ocupación en época romana o visigoda, a consecuencia, seguramente, de lo insalubre del entorno.


El recinto comprende un total de 44 torres con un foso que lo rodea, de época árabe, alimentado por las aguas del río Guadiana. Quedan restos de ingenios hidráulicos de gran complejidad tecnológica para la época, como de las cuatro corachas, que elevaban el agua desde el foso a la ciudad para abastecerla. Parte de ella era desviada hacia la torre pentagonal, por la que salía a alta presión a través de un sistema de cañerías, de nuevo al foso. Este era un sistema defensivo hidráulico sin parangón en la fecha. De época templaria quedan restos de una iglesia inacabada, así como de dependencias y de la iglesia calatrava posterior.


Calatrava ocupa un cerro amesetado de planta ovoide, con 5 ha de extensión, en la margen izquierda del río Guadiana. Desde él se tiene un amplio dominio visual del entorno, pero no aporta capacidades defensivas destacables. La única defensa natural sólida la proporciona el propio río, cuyo cauce, antaño muy ancho y pantanoso, protegía el frente norte de la ciudad; en el resto de la plaza, la accesibilidad del cerro fue paliada mediante sólidas murallas (1.500 m de longitud) que se adaptan al contorno de éste.


Una gran parte de la muralla —casi toda de época omeya— aún se halla cubierta por escombros. Está jalonada por, al menos, 44 torres de flanqueo, de las cuales dos son albarranas. Con excepción de las dos torres situadas en el extremo oriental de lalcázar, de planta pentagonal en proa, todas las demás son de planta cuadrangular, huecas y macizas. En el frente sur de la ciudad, donde se abre la puerta de entrada en recodo, las torres son de mayor tamaño, más abundantes, algunas de ellas huecas, y aparecen más espaciadas, mientras que las del espolón oeste —mejor defendido por el escarpe del terreno— son siempre macizas, más pequeñas, y se encuentran más próximas entre sí. Las que dan al río con casi todas huecas.



Salvo por su frente norte, protegido por el río y en donde se sitúan las corachas de abastecimiento de agua, el resto del recinto se encuentra rodeado por un foso seco que convertía a la ciudad en una verdadera isla. Dicho foso está en su mayor parte excavado en la propia roca del cerro, y cuenta con más de 750 m de recorrido y una profundidad media de 10 m. En frente de la puerta principal del lado sur, se aprecian los restos de un puente que salvaba el foso.
El cerro está dividido en dos zonas, separadas entre sí por una muralla de grandes proporciones: el alcázar, al este, y la medida, que ocupa el resto de la superficie. Al exterior de la muralla se extendían los arrabales.



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