Esta torre se emplaza en el punto más elevado de toda la población y a su vez en el más vulnerable, a cota cero respecto al acceso desde el antiguo Reino de Castilla. Su posición privilegiada permitía un control absoluto sobre todo el territorio a la vez que flanqueaba el acceso a la villa por el oeste, ya que a altura del edificio era de 15m y su anchura de 7,5m. La Torreta se puede considerar un polo defensivo autónomo según los grabados existentes, con plataformas a sus pies y una geometría hexagonal, algo muy poco frecuente a la arquitectura defensiva del siglo XIV, donde presumiblemente se enmarca la construcción de esta torre. En 1840 las tropas carlistas fortifican este edificio, del mismo modo que el castillo, pero fue dinamitado al poco tiempo por las tropas de Isabel II una vez terminada la I Guerra Carlista, dejando los actuales restos.
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