sábado, 27 de junio de 2009

CASTILLO DE MORA DE RUBIELOS - TERUEL



El castillo de Mora de Rubielos fue uno de los emplazamientos pertenecientes a los musulmanes hasta que, en el año 1171, el rey Alfonso II lo recuperó para incluirlo en el orbe cristiano. Perteneció a Juan Fernández de Heredia, hombre que perteneció a una orden militar. En el siglo XVIII pasó a ser ocupado por la orden de predicadores franciscanos.

 
La fortaleza ha sido escenario de las luchas entre los reinos de Castilla y Aragón. Ocurrió así con uno de los propietarios del castillo, Don Pedro de Jérica, quien se sometió al rey castellano Pedro I el Cruel. Posteriormente, los vecinos de la comunidad, en desacuerdo con él, dejaron las puertas abiertas para que el rey aragonés se hiciera de nuevo con la plaza.
El castillo de Mora de Rubielos es de estilo románico y gótico en su parte mas moderna. El recinto, que ocupa una extensión de 4.000 metos cuadrados, tiene planta de forma de cuadrilátero irregular. Sus cuatro fachadas son distintas, así como las cuatro torres. El exterior es castrense, severo y bastante cerrado. Su situación elevada dificultaba su acceso. Las saeteras que se abren en sus muros y los matacanes completan aspectos imprescindibles para su defensa. La distribución de esta fortaleza es la habitual en los alcázares señoriales: salas alrededor de un patio descubierto, que aquí tiene estructura porticada. Su estilo es gótico del siglo XIII.


 Una de las torres sirve de puerta de entrada, con un puente levadizo y foso que rodeaba el recinto. Otra de las torres sirvió de mazmorra. La torre del homenaje servía también de acceso al recinto junto con la puerta-torre, mencionada anteriormente. Su planta es de forma octogonal, y su interior cuenta con dos estancias de planta cuadrada. En sus muros apenas nos aparecen saeteras y tampoco presenta remate en almenas.


El patio descubierto, bastante extenso, tiene aspecto claustral, formado por arcadas apuntadas apoyadas en columnas octogonales. En los salones sólo quedan algunas puertas y ventanas antiguas y restos de azulejería. El interior alberga una serie de elementos decorativos como su línea de arcos ojivales, encima de las cuales y en dos de sus lados, se alzan arcadas realizadas en ladrillo, de influencia musulmana. Sobre uno de los accesos nos encontramos elementos de la heráldica perteneciente a los Fernández de Heredia.


El edificio fortaleza, que se ubica en un cerro dominando la comarca, está realizado en piedra, construida en sillares bien alineados en bandas horizontales, tanto en los muros como en las torres. Sus materiales y su emplazamiento dotan al edificio de un aspecto férreo y compacto propio de su función defensiva.
Su estado actual es bueno. Se inició su restauración en los años 70, durando un amplio periodo de tiempo. Ha sufrido dos incendios: uno en 1700, que lo destruyó casi en su totalidad, y otro con las guerras carlistas. Se habilitó como cárcel en ambas ocasiones.


La visitas al interior del castillo se pueden realizar los sábados, domingos y festivos durante todo el año, y todos los días durante los meses de julio y agosto. El horario es de 10 a 14 horas y de 16 a 20 horas. En otoño e invierno se cierra antes por las tardes. Posee un museo etnológico y esporádicamente hay exposiciones. El precio de la entrada de 1'50 €, y la visita es libre. Más información en el Ayuntamiento, teléfono 978 800 000.

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