La llamada torre de los Templarios se encuentra situada en el paraje conocido com la "Fuentes de Marqués" , a unos 2Km. del centro urbano de Caravaca.
A la torre y a su excepcional entorno se accede por una carretera asfaltada que parte de la propia población.
Los orígenes de esta construcción son algo confusos y habría que situarlos en torno a los siglos XVI y XVII, cuando es posible que se construyese la torre actual sobre otra más antigua. Al parecer, su nombre contemporáneo lo recibiría ya por remembraza decimónica de la encomienda de la Orden del Temple, establecida en Caravaca por la Corona de Castilla durante los primeros años transcurridos desde la Reconquista.
Se trata de una obra de planta cuadrangular, de generosas dimensiones, sobre cuya puerta se abre un característico óculo. Sus muros, levantados con sillería bien labrada, y sus grandes vanos, ya denotan el poco, o nulo carácter bélico de la torre.
En su interior, destaca en la planta baja una estáncia excavada en la roca, con techo abovedado, que pudo haber tenido diferentes usos. A la planta primera se accede por una escalera que parte desde la baja, la entrada superior se efectúa por el exterior, desde el cerro, aprovechando el desnivel de la roca sobre la que se construyó el conjunto del edificio.
Los muros de la torre se levantaron con sólidos sillares de caliza trabajada con argomasa de cal, y finalmente la cubierta se realizó a cuatro aguas usando teja árabe.
Algunos datos apuntan a que fue, lugar de morada de Don Rodrigo de Moya, alcaide de la fortaleza de Caravaca y uno de los grandes aligarcas de la zona en el siglo XVII. Pero ya en el siglo XVIII, la propiedad de la torre y su enorno era del Marqués de Uribe.
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